El Tesoro de la amistad
Antes de querer a los demás es primordial quererse a uno mismo. Reconocer todos los atributos que poseemos y las cualidades que tenemos, lo que nos hace ser más pacientes con nosotros mismos, a veces nos exigimos demasiado a nosotros mismos y nos apaleamos mentalmente, provocando un tsunami de sentimientos heridos, frágiles, dolorosos, inhóspitos, desagradables.
Todos necesitamos ser aceptados y comprendidos, cuando vamos creciendo se van formando nuestra personalidad, nuestro carácter y también necesitamos de la cercanía y el amor de nuestros semejantes. Los compañeros caminan junto a mi, me trasmiten tranquilidad, serenidad, son como una cascada de bienestar, paladeando la conversación, saboreando las palabras, los silencios, la genuina compasión
Creo sinceramente que todos necesitamos de verdaderos amigos y amigas, personas en las cuales confiar y querer y esperar de ellos que siempre estarán ahí, apoyándonos, animándonos, y también nosotros corresponderles a ellos de igual manera.
Un amigo te escucha, te entiende, no te juzga, te valora por lo que tú verdaderamente eres.
El amigo te engancha con lo importante de la vida, vivir los gratos momentos, disfrutar con su mirada serena, calmada, auténtica, como llena de suavidad y aroma. Si fallo a un amigo, recibir el perdón más auténtico y también dárselo si es él quien me ha fallado.
Siempre cometeremos errores porque somos imperfectos, no debemos juzgarnos ni flagelarnos, tenemos sinceramente que acariciarnos los pensamientos, como si fuera con un gel, el gel de la comprensión, de la empatía, de la serenidad, de la escucha atenta, de la calma, de la tranquilidad, de la autoestima, etc. Y si tenemos un buen día, aprovecharlo. La vida es un don maravilloso.
Armando Ibáñez
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